martes, 24 de mayo de 2016

Baum, cervezas artesanales en Mar del Plata

Mar del Plata no es sólo para las olas y el viento, las peatonales y la costanera. Un poco más apartado está el paseo de las calles Güemes y Olavarría, y para quienes gustan de las cervezas artesanales, ésta última es un recorrido obligado. Colmada de bares y cervecerías fabulosamente armados, vale la pena para pasar cualquier fin de semana, incluso cuando tu única forma de registrarlo es con la camarita del celular.



Como nos suele pasar, un fin de semana cualquiera hartos de estar encerrados por la lluvia, decidimos rumbear hacia alguna ciudad un poco más grande para poder aunque sea salir a tomar algo rico y caminar por un shopping cubierto. Así fue que ésta vez partimos hacia Mar del Plata, con un detalle: no nos llevamos ninguna cámara de fotos, y por eso la imagen que precede a estas líneas tiene calidad dudosa (nuestros celulares cargaron con la responsabilidad de registrar nuestros ataques glotones, así que hicieron lo que pudieron).

Nosotros somos de esas tantas personas que le huyen a La Feliz en temporada alta, y aprovechamos cualquier otra fecha para asomar nuestras narices por allí. Tampoco somos unos fanáticos de las peatonales, nos gusta más la zona de la feria artesanal y la zona de la costanera. En nuestra escapada anterior, buscando alguna cervecería artesanal llegamos por recomendaciones a las avenidas Güemes y Olavarría, y sólo nos faltó el haz de luz celestial y el aleluya sonando de fondo: no una ni dos ni tres, sino muchas!!! Y no sólo eso, sino que los locales eran espectaculares, así que esta vez nos fuimos derechito para esa zona. Esta vez conocimos la cervecería Baum, que cuenta con un salón amplio con mesas y deck en la parte frontal. La marca la conocíamos porque la venden en la cervecería que hay en nuestra ciudad, pero lo que no conocíamos era la deliciosa comida que se sirve en el local. En lugar de caer en la clásica pizza nos inclinamos por la sección "finger food" (en criollo, comida para comer con las manos). La belleza que se aprecia en la foto son los "Pork Fingers", trozos de carne de cerdo rebozados con semillas crocantes, con papas fritas, acompañados por tres dips (de nuevo, en crioll: salsas): Una con queso cheddar, una con cerveza y una con picante y cerveza. Resultó ser una excelente opción, crocantes, tiernos, sabrosos. Las salsas muy ricas (a nosotros nos hubiera gustado que la roja sea un poquito más picante, pero va en cada uno) y las papas bien cocidas, en aceite sin quemar por lo que nunca nos cayeron pesadas. Acompañamos con una pinta de Honey (amarga pero con un final dulzón) y una de Porter (oscura y amarga), ambas con muy buen cuerpo y ese exquisito poco filtrado que caracteriza a las artesanales.

La carta era más amplia, nos quedan muchas opciones para seguir probando y degustando. Eso sí, como en cualquiera de los bares de la zona recomendamos ir con tiempo, especialmente viernes y sábados, porque se llenan a más no poder. Igual no te vas a arrepentir!!

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